26/05/2024

Grito (15/01/2001)

No quiero ser como un lirio del campo. Estoy casi segura que si lo intentara Él dejaría que me secara al borde del camino.

Me siento abandonada, ¿en qué me he equivocado? ¿En qué parte del camino me perdí? Me encuentro en una isla, mire donde mire sólo hay agua, sé nadar, pero no puedo salir de allí, no tengo ganas, ni me atrevo a mojarme.

¿En qué momento me abandonaste? ¿En qué momento me abandone? ¿En qué momento la cobardía decidió ser parte de mí? ¿En qué momento deje de sonreír? ¿En qué momento las nubes cubrieron mi cabeza e impidieron que los rayos del sol me tocasen?

¿Dónde estás?

Bien sabes que lo intento, pero no me encuentro. Bien sabes que me busco, pero no te encuentro.

¿Qué hago aquí? ¿Cuál es mi misión?  ¿Quién me seguirá? ¿Quién me recordará?

Estoy perdida. No sé dónde encontrarte. No sé dónde encontrarme.


No puedo con esta carga, pero es mi carga y tengo que soportarla. No puedo con la vida, pero esta es mi vida y tengo que vivirla. No soporto los sueños, pero son mis sueños y me gustaría hacerlos realidad.


Las piedras son una constante en mi camino, como me gustaría entrar en un sendero llano, sin piedras, sin recodos, sin sombras, sin árboles tapando el horizonte. Las piedras… malditas piedras. Rocas… malditas la roca que obliga a Sísifo a subir cada día la montaña porque Newton enunció que todo cuerpo que asciende cae.  Maldito Newton que jugó al parchís con Zeus y decidió el castigo del titán sin pensar en lo que ello traería como consecuencia para el ser humano.


Toda la eternidad subir un peldaño para bajar dos, no tiene sentido. La eternidad no tiene sentido. Nada tiene sentido. ¿Qué es el sentido?


El viento. El viento me susurra al oído tu nombre. Miro por la ventana y sonríe porque sabe lo que espero.


Una estrella se ha perdido. Quiso ser sol y no comprendió a tiempo que su luz se extinguía cuando tú por fin la veías, sin embargo, ella se sentía tan viva… que no comprendía. La luz… cada vez que una estrella se pierde muere un poco de luz.


¿Por qué sigue girando la tierra? Está ciega. No ve que su movimiento no le conduce a ningún sitio. Que pare. Que se detenga. Que se congele el tiempo  y que impida el sufrimiento. Que impida la estupidez.

Mi sufrir es estúpido porque no sé porque sufro. O quizás es estúpido porque sé porqué sufro y no encuentro el medio de darle solución. O quizás es estúpido porque sé porqué sufro y sé como solucionarlo pero no lo hago. Pero… y si lo sé, ¿por qué  no lo hago? Cobardía,… ¿te dice algo esa palabra?


Esa es mi piedra. Esa es mi constante. Ella es el águila que noche tras noche me devora el hígado mientras yo sigo encadenada a mi vida.


¿Por qué no me dejaste disfrutar del fuego? ¿Por qué me lo arrebataste? ¿Por qué abriste la caja y dejaste en su fondo el fuego y la esperanza? ¿Por qué no expulsaste a Pandora cuando viste que cogió la llave que escondí bajo mi almohada? ¿Por qué dejaste que Poros y Penia abandonasen la caja y engendraran al ciego y alado Eros?


¿Dónde estás?

¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Por qué no oyes mis gritos? ¿Por qué no oyes los gritos de los demás? 

¿Dónde estás?






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los miserables. Una perspectiva propia de los personajes de Víctor Hugo (parte 1)

FANTINE Y VANJEAL El viajero dejó cansado las viejas botas junto a la cama. Estaba tan derrotado que cuando cayó sobre aquel mohoso colchón ...