25/05/2024

Sumergida (18/05/2008)

 Sólo hay agua a tu alrededor, sólo agua.

No respiras, sueltas el aire poco a poco, intentando que los pulmones aguanten lo suficiente para serpentear los metros que te separan de tu destino. Miras hacia abajo… agua, miras hacia arriba… agua, mires donde mires sólo puedes ver agua.

Sin embargo, y de forma extraña, no estás agobiada, es como si estuvieras haciendo lago para lo que has nacido… No te asustas. Es tu medio. ¡Ojalá no hubiera que salir!

En la tranquilidad azul no hay prisas, no hay ruidos, no hay trabajo,… Sólo control absoluto de todo… tus movimientos, tu cuerpo, tu respiración, tú.

Los movimientos son más fáciles, no pesas, al menos, no tanto. Eres veloz, conoces el agua y ella te conoce a ti, os lleváis bien. Ella sabe que la respetas, que en cualquier momento podría más que tú… sólo tiene que envolverte y conducirte a su profundidad. Sólo tienes que escuchar el canto de las Sirenas para saber que nunca podrías volver a ver el sol, y que tu eternidad la pasaras acompañando a los valerosos Ulises que no fueron capaces de dejarse atar al mástil.

Es una pena tener que nadar durante todo el año en una piscina… Inconvenientes de vivir en una ciudad de secano… Creo que en alguna de mis otras vidas fui pez… No me gusta estar lejos del mar.




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