19/01/2024

Un cristal rojo (10/11/2006)

 

Observaba las vidrieras de una iglesia… muchos ventanales compuestos por cientos de cristales de colores: rosas, azules, amarillos, blancos, rojos, verdes, naranjas, negros,… Pensaba en la maravilla que sería ver la luz del sol entrar dentro del templo a través de esos cristales de colores, de manera que las blancas y desnudas paredes se convirtieran en un lienzo multicolor donde fuese imposible despegar un color de otro y todo el ambiente, todo el espacio se convirtiese en un solo haz de luz brillante y envolvente en el cual las pequeñas partículas se movieran en plena libertad y armonía.

Seguí observando los ventanales y observé más detenidamente uno de ellos, que como los demás estaba compuesto por diversos cristales de colores, pero en el que había un solo cristal rojo, perdido entre tanto otros colores que se repetían sin cesar, me dio por pensar si no se sentiría solo y confuso entre tantos cristales de colores que no eran como él. ¿Qué pensaría ese pobre cristal rojo de estar tan sólo? ¿Cómo lo mirarían los demás? ¿Lo aceptarían? ¿Le hablarían? ¿Qué sentiría cada uno de ellos?

Seguí observando… el sol, ya en lo más alto, brillaba con fuerza y golpeo la ventana con sus rayos, atravesando cada uno de los cristales de colores y haciendo que no se distinguieran unos de otros… ahora esos trozos de cristal diferentes entre sí eran sólo un cuerpo de luz donde no había diferencias, no había colores, no había tamaños, ni materiales, sólo luz… una gran, brillante e interminable luz que lo inundaba y transformaba todo.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los miserables. Una perspectiva propia de los personajes de Víctor Hugo (parte 1)

FANTINE Y VANJEAL El viajero dejó cansado las viejas botas junto a la cama. Estaba tan derrotado que cuando cayó sobre aquel mohoso colchón ...